Don Julio
Fue esta pasión la que permitió la creación del tequila más fino del mundo. Desde muy joven, Don Julio González vio una oportunidad única en la producción de tequila. Con nada más que su pasión por el esfuerzo, fue a ver a un gran empresario local y le solicitó un préstamo para hacer realidad esa visión. Al ver un impulso y una confianza excepcional en el joven, el empresario le entregó el préstamo para comenzar con su primera destilería.
En su misión de revolucionar el tequila desde el principio, Don Julio González eligió la calidad por sobre la cantidad en todo momento. Plantó minuciosamente cada agave con suficiente espacio para que tuviera más lugar para crecer. Dejó que cada planta creciera hasta su maduración completa antes de cosecharla. Luego seleccionó solo las partes más suculentas de la piña y las cocinó durante períodos de 72 horas. El tequila producido resultó mucho más suave, intenso y con una verdadera calidad inquebrantable.
Cuando llegó el momento de embotellar su creación, rompió con generaciones de tradición. Las botellas de tequila siempre habían sigo largas y generalmente se escondían bajo la mesa. Don Julio González imaginó una bebida que se debería mostrar con orgullo en la mesa, por eso diseñó una botella más pequeña para que sus invitados pudieran verse a través de la mesa.