La importancia del terruño: Tipos de suelo y sus características

Muchos son los secretos que se esconden tras un vino. Pero de todos ellos, el primigenio es tal vez el más determinante a la hora de conferir personalidad a cada vino: la tierra en la que la vid nace y crece, el terroir.

La palabra procede del latín terra pero en el mundo vitivinícola adquiere una dimensión mucho más compleja y viene a denominar todas aquellas características que definen la singularidad de lo que podemos encontrar dentro de cada botella. Si abordamos la cuestión en detalle, además de la influencia del clima en la viña, el terruño juega un papel esencial en el resultado de la identidad de cada caldo.

Marcando carácter

Una misma variedad de uva puede dar lugar a vinos muy diferentes según el tipo de suelo donde se haya cultivado. De ahí que las características del mismo sean tremendamente importantes en el proceso de elaboración ya que marcarán los matices diferenciadores que le otorgarán una personalidad inconfundible.

En función de su estructura y composición mineral, encontraremos distintos tipos de suelo. Los hay arcillosos, muy compactos y poco permeables al agua; francos, a medio camino de los anteriores, con más presencia de arenas y limos y menos de arcilla; arenosos, sueltos, con poca retención de agua y otros muchos. Cada uno de ellos aportará rasgos distintivos a los vinos elaborados en la zona. Así, por ejemplo, se dice que los suelos arenosos suelen dar lugar a vinos suaves y elegantes, mientras que los procedentes de viñas plantadas en los calcáreos pueden propiciar vinos con carácter.

Las raíces de la cepa se hunden en la tierra de forma muy diferente en función de la dureza del terreno y la profundidad a la que encuentran la humedad que les da vida. Si la viña tiene que “pelear” para encontrar agua, hunde a mayor profundidad sus raíces y suele dar uvas de mucha calidad pero poca producción. Las que encuentran agua fácilmente, por el contrario, tienen buenos niveles de producción pero el profesional debe extremar los cuidados para lograr la calidad óptima.

Tanto es así que el terruño será también el que ayude a identificar zonas vinícolas y el que aporte a cada productor los mimbres esenciales a partir de los cuales sacar la máxima expresión de cada vino.

Las propiedades físicas y químicas del suelo, el clima, la orografía, las técnicas tradicionales de la zona, la ubicación, la flora y fauna circundante… Terruño resume en una sola palabra la fascinante e incomparable esencia y personalidad de un lugar en el que cobra vida una maravillosa sinergia entre hombre y naturaleza: el vino.